Hacia una pedagogía para el aprovechamiento del derecho de acceso a la información pública
Texto publicado en el libro «DAI y ser social: una relación para la
transformación de las sociedades contemporáneas».
INAI. Ciudad de México. 2024.
Samuel Bonilla Núñez
Aún hay una gran brecha entre tener acceso a la información pública y cómo lograr con ello mejorar la calidad de vida de las personas.
Leni Wild. Paráfrasis.
Para la investigadora Ana Laura Magaloni Kerpel “La gran paradoja del México de hoy y de siempre es que contamos con un marco constitucional de avanzada en materia de derechos humanos, y al mismo tiempo la mayoría de las y los mexicanos vive en contextos de exclusión y desigualdad”1. Y se pregunta, “¿Qué explica esta paradoja? La distancia tremenda entre las normas y las realidades es dolorosa”.
A casi un cuarto de siglo de que surgieron las primeras leyes de acceso a la información pública en México este derecho continúa siendo poco conocido, menos utilizado y aún menos aprovechado. Los organismos garantes del derecho de acceso a la información pública (DAIP) informan de manera periódica de miles de solicitudes de información realizadas, pero no proporcionan ninguna medición, o al menos estimación, de su aprovechamiento por parte los titulares de este derecho, las personas.
Ejercer el derecho de acceso a la información pública no necesariamente significa aprovecharlo. Hay solicitudes que no son respondidas, muchas más cuya respuesta es insatisfactoria o incomprensible para quien la presentó, y muchos casos en que solicitantes reciben o acceden a la información pretendida pero el problema que desean resolver sigue intacto.
Surge entonces una ignorada y desatendida fase en el camino hacia el aprovechamiento del DAIP de la que nadie les ha hablado a quienes usan este derecho, y menos preparado para que la superen: qué hacer con la información.
Los escollos que comprende esa fase determinante para lograr aprovechamientos con ayuda del DAIP fue advertida hace 19 años por activistas de varios países, en el marco de la 3a Conferencia Internacional de Comisionados de Acceso a la Información, en la Declaración de Cancún: «El derecho de acceso a la información no tiene sentido si las personas no pueden utilizar esta información para mejorar sus condiciones de vida».
Por ello es por lo que resulta necesario aprovechar experiencias en más de dos décadas del uso de este derecho en México, de los propósitos para los que se ha empleado y de los resultados obtenidos, para construir un modelo pedagógico que posibilite que más personas puedan conocer el DAIP, comprender su utilidad y vincularla a su realidad cotidiana, aprender a utilizarlo de manera eficaz y, finalmente, lograr aprovecharlo mediante aplicaciones adecuadas de la información. Es necesario pasar de la propaganda a la pedagogía.
El planteamiento de pedagogía para el aprovechamiento del DAIP esbozado en este texto es una propuesta construida con el registro, análisis y reflexión de numerosas experiencias –exitosas y no– de personas de a pie en la búsqueda de solución a problemas y necesidades de su cotidianidad. Su objetivo es ser un ABC que incremente las posibilidades de lograr aprovechamientos con el uso de este derecho a quienes luchan por justicia social, por la mejora de sus condiciones de vida y el disfrute de sus derechos.
Considerando que el derecho de acceso a la información pública, mediante una adecuada política integral de socialización para su aprovechamiento, puede convertirse en una valiosa palanca de desarrollo social, de defensa de la dignidad y la libertad, de acceso al disfrute de otros derechos y de justicia social, la agenda de los organismos garantes del DAIP debería reorientarse para colocar como prioridad, en el centro de su quehacer, a la población a la que deben su razón de ser, e implementar estrategias diferenciadas que posibiliten que toda persona, sin importar sus condiciones socioeconómicas, pueda aprovechar este derecho para mejorar sus condiciones de vida2.
APROVECHAMIENTO DEL DAIP
La función esencial del derecho de acceso a la información pública es posibilitarnos acceder a información, es todo. Aprovechar el DAIP supone lograr con su auxilio beneficios concretos. El reto es pasar de su uso efectivo y sólo obtener información a producir beneficios concretos con ella.
Aprovechar este derecho no es un acto puntual, no es sólo ejercerlo o, en el mejor de los casos, acceder a la información pretendida. Su aprovechamiento es la culminación satisfactoria de un proceso con fases, etapas y acciones en las que es necesario formar a la población o brindarle la asesoría y gestoría necesaria, para que pueda no sólo conocerlo o utilizarlo sino lograr los beneficios que se pueden obtener con su auxilio.
Salvo excepciones por efecto reactivo ante algunas solicitudes de información, el DAIP por sí mismo, aún ejercido de forma eficaz, no va a producir ningún beneficio en los hechos para quienes lo utilicen, aunque se realicen cientos o miles de solicitudes de información o de consultas en sitios web de sujetos obligados o en la Plataforma Nacional de Transparencia.
El aprovechamiento del DAIP se alcanza en etapas posteriores a la de su empleo, cuando con la información a la que accedimos logramos los resultados que pretendíamos. La verdadera llave para producir aprovechamientos en este campo es la información transformada en conocimiento aplicado de manera adecuada.
El aprovechamiento del derecho de acceso a la información pública guarda relación con las capacidades y recursos de quien lo utiliza, o de la asesoría o gestoría de que disponga. Y en este punto las asimetrías en la población son de una extraordinaria diversidad, lo que produce que este derecho humano sea ejercido por una minoría y aprovechado por un sector aún más reducido de integrantes de sectores sociales, principalmente privilegiados.
Por ello resulta necesario aplicar una pedagogía específica para el aprovechamiento de este derecho, que vaya más allá de la difusión, propaganda, promoción, exhortos o enseñanza del DAIP o de su uso; provista de métodos y recursos didácticos adaptados a diversos contextos sociales, que guíe a las personas a lograr beneficios concretos y estimule el desarrollo de conocimientos, habilidades y actitudes útiles para producir beneficios en los asuntos de su interés. Complementada con estrategias diferenciadas para quienes, por diversas circunstancias, la formación no es opción para aprovechar este derecho.
La expresión y unidad de medida del aprovechamiento del derecho de acceso a la información pública son los casos de éxito. Es decir, las experiencias en las que, con el auxilio de este derecho, se han logrado resultados positivos que satisfacen necesidades o resuelven problemas de las personas.
Definimos caso de éxito en DAIP a aquella experiencia de uso de este derecho que contribuye a generar un beneficio para quien lo utiliza o para terceras personas, sin importar su magnitud, relevancia o alcance. Por ejemplo, gracias al uso del derecho de acceso a la información pública:
Profesionista destraba en dos semanas revalidación de estudios de posgrado atorada durante dos años y medio. Después de carecer de agua potable en sus viviendas por más de un año vecinos logran que se reanude el suministro. Viuda de la tercera edad consigue salvar la propiedad de su vivienda de interés social. Hospital público proporciona a su personal material médico de mejor calidad, útil para salvar la vida de neonatos. Madre logra recuperar para el núcleo familiar ampliado la custodia de sus hijos menores de edad. Vecinas logran la instalación y operación de semáforo en crucero peligroso en su colonia. Salva múltiples vidas humanas al lograr que siempre estuviera disponible un avión para transportar de urgencia órganos humanos para trasplantes.
¿Qué deberíamos de hacer para que más personas puedan lograr también aprovechamientos de este derecho en los asuntos de su interés? Brindarles la formación necesaria o, cuando esta opción no resulte viable, estrategias de apoyo para que puedan hacerlo.
Tipología de casos de éxito
De acuerdo con sus características los casos de éxito los hemos clasificado en tres tipos3.
Tipo 1. Función cognitiva de la información. Posibilita saber.
Transformar la información obtenida a través del DAIP en conocimiento y lograr así su comprensión representa el beneficio de esta categoría: saber. Una vez satisfecho el acceso a la información que se desea y comprendida esta se cumple la función cognitiva de la información, que es la esencia del derecho a saber.
En aquellos casos en que no se logra comprender la información obtenida a través del DAIP, se habrá ejercido de manera efectiva el derecho de acceso a la información pública pero no el derecho a saber. Obtenemos información que no comprendemos.
Encuadran en la categoría 1 los casos más básicos de aprovechamiento a través del derecho de acceso a la información pública. Por ejemplo, saber el sueldo de un servidor público, el costo de determinada obra o actividad pública, el monto de los recursos económicos otorgados a los partidos políticos en cierto período, los criterios en que se basó determinada acción de gobierno, etcétera.
Tipo 2. Efecto reactivo. Permite incidir.
El efecto producido por una solicitud de información genera o contribuye a lograr el objetivo pretendido u otros beneficios. La respuesta formal a la solicitud resulta secundaria, complementaria o irrelevante.
En esta categoría el beneficio no está asociado a la información que se reciba de parte de los sujetos obligados. Es más, los beneficios pueden ocurrir aun sin respuesta a la solicitud de información. Es la reacción del sujeto obligado la que genera una respuesta “de bulto”, en los hechos, la cual detona acciones que benefician a quien solicitó la información o a terceras personas.
Este tipo de resultados sólo pueden llegar a ocurrir usando el DAIP en la modalidad de solicitudes de información dado que –muy importante– es una vía para hacer del conocimiento de los sujetos obligados la existencia de determinados problemas o necesidades en la esfera de sus funciones.
La experiencia muestra que este tipo de casos de éxito –que no son muy frecuentes, pero sí rápidos– ocurren principalmente en el ámbito local, en particular en la esfera municipal. Por lo general el asunto de fondo, implícito en las solicitudes de información que motivan los casos de efecto reactivo, está relacionado con omisiones, insuficiencias o deficiencias en responsabilidades de la función pública.
Tipo 3. Función instrumental de la información. Posibilita hacer con el saber.
Para la solución de problemas o necesidades de naturaleza no cognitiva la obtención de información no es suficiente, es necesario aplicar esa información de manera adecuada para darle un valor agregado y lograr el beneficio que se persigue. La aplicación de la información es casuística, de acuerdo con la naturaleza del asunto en el que se desea incidir.
Los casos de éxito básicos en esta categoría son aquellos en los que la aplicación de la información es simple, como incorporarla a una tarea escolar, a una nota periodística, a un ensayo, a una tesis, a una producción audiovisual, etcétera.
Los casos no básicos son los que requieren aplicaciones más complejas de la información, sea por su procesamiento o empleo en procedimientos desconocidos, difíciles, prolongados o laberínticos; o bien porque se requieran acciones adicionales a las anteriores para avanzar hacia el objetivo pretendido.
Para casos no básicos del tipo 3 el uso efectivo del DAIP resulta insuficiente si no somos capaces de eslabonarlo adecuadamente al derecho o beneficio ulterior que pretendemos gozar.
En esas circunstancias no es infrecuente que quienes han ejercido de manera satisfactoria el DAIP queden en una situación anímica peor a la inicial, lo cual parece paradójico. Ese escenario se presenta cuando la información obtenida confirma o revela situaciones indeseables, y no sabemos cómo utilizarla para resolver el problema o necesidad de nuestro interés.
Muchas personas se quedan atrapadas en ese punto que llamamos la parte más crítica del río de cocodrilos4. Se trata de casos en los que el DAIP cumplió su función, pero el problema de fondo prevalece por nuestra carencia de capacidades o de asesoría o gestoría calificada.
Por el contrario, la función instrumental de la información eleva su potencial si disponemos de las capacidades, la asesoría o gestoría calificada. Es decir, comprender la información para transformarla en conocimiento, valorarla para detectar su potencial en el asunto que nos interesa, y utilizarla de manera adecuada como insumo estratégico –en acciones, trámites o procedimientos– para lograr nuestro objetivo, sea la exigibilidad y disfrute de otros derechos, la elaboración de productos, la prestación de servicios, la solución de problemas, la satisfacción de necesidades o el alcance de otros beneficios.
Si bien esta categoría es, por lo general, la más compleja de las tres, por las capacidades y acciones que demanda, suele ser en la que se producen los casos de éxito más significativos.
Del saber al hacer
El DAIP terminará perdiendo sentido para quienes pretenden resolver problemas si su ejercicio no produce más consecuencias que el sólo hecho de saber. Es necesario pasar del saber al hacer, y esa oportunidad y reto la tenemos a través de la función instrumental de la información.
El saber es factor expansivo de la libertad. Es el punto de partida para la acción informada que posibilita infinidad de aplicaciones para atender necesidades y problemas. En ello radica el potencial social del DAIP, en obtener información que transformemos en conocimiento y lo apliquemos de la manera pertinente para generar beneficios.
En cierta ocasión un comisionado de organismo garante del DAIP, después de observar una presentación de casos de éxito, algunos de ellos muy creativos, en los que la información obtenida a través de este derecho se aplicó de múltiples maneras, exclamó asombrado: “¡Esto demuestra que la imaginación es el límite!”
La siguiente tabla permite comparar la utilidad, características, condiciones, ventajas y desventajas de los tres tipos de aprovechamiento que se pueden lograr con el apoyo del derecho de acceso a la información pública.
ALFABETIZACIÓN INFORMACIONAL PARA EL APROVECHAMIENTO DEL DAIP
La alfabetización informacional permite a las personas tomar el control de la información para mejorar su vida5.
Abdelaziz Abid,
creador del programa Memoria del Mundo. UNESCO.
Desde el enfoque de la pedagogía para el aprovechamiento del DAIP el acento está en el desarrollo de las capacidades informativas de las personas. Y para ello la alfabetización informacional resulta de gran ayuda porque permite sistematizar el proceso de aprovechamiento de este derecho, a través de la identificación de un problema o necesidad (elemento detonador), la detección de necesidades de información para su solución, la búsqueda de esa información, su obtención, interpretación, comprensión, ponderación, aplicación y seguimiento requerido6.
La adaptación de la alfabetización informacional7 al campo del aprovechamiento del DAIP confirma que en el logro de beneficios el factor clave radica, fundamentalmente, en lo que seamos capaces de hacer con la información, tanto la obtenida a través de este derecho como también –muy importante, porque amplía las oportunidades– de otras fuentes de información confiable.
Si bien el DAIP es una magnifica vía para obtener información pública de utilidad, no es la única. El Modelo de Aprovechamiento de la Información, desarrollado con ayuda de los principios de la alfabetización informacional, aplica sin importar el medio a través del cual se obtuvo la información, siempre que esta sea confiable.
Analizando diversos casos de éxito logrados por participantes en talleres, seminarios y laboratorios observamos que varios de ellos también pudieron haberse conseguido –incluso algunos de manera más rápida– con información obtenida por medio de llamadas telefónicas, uso de buscadores en internet, consulta de sitios web, consejos de especialistas o personas conocedoras del tema en cuestión, medios de información, libros, manuales, conocimientos propios, etcétera.
Es decir, lo importante no es el medio o el procedimiento por el cual se obtiene la información, y en algunos casos ni siquiera la fuente importa; lo esencial es que la información sea verídica, confiable y útil. En la búsqueda de solución a un problema o necesidad en ocasiones el DAIP puede ser complementado o sustituido por otros medios para acceder a la información que necesitamos.
MODELO DEL APROVECHAMIENTO DE LA INFORMACIÓN
El Modelo de Aprovechamiento de la Información plantea un proceso del cual el uso del DAIP constituye una de sus etapas clave.
El modelo ofrece una guía o ruta general para abordar ese proceso de manera metódica, útil para la búsqueda de aprovechamientos, principalmente del tipo 2 y 3. Se compone de tres fases: 1. Planeación, 2. Búsqueda y obtención de la información, y 3. Aplicación de la información; y de 10 etapas, de la A a la J.
Cada uno de los tres tipos de aprovechamiento tiene una ruta específica. Es como usar una línea del Metro que hace el recorrido de la estación A a la estación J, pero cada tipo de aprovechamiento tiene como destino una estación diferente.
En la siguiente tabla podemos apreciar cómo los casos de éxito tipo 1 (función cognitiva de la información) requieren atender las etapas A a la F. Los casos de éxito tipo 2 (efecto reactivo) para tener posibilidades de ocurrir necesitan atender las etapas A a la E, esta última mediante solicitudes de información.
Los casos de éxito tipo 3 (función instrumental de la información) suelen ser los más complejos, en particular los no básicos, ya que estos últimos deben atender las 10 etapas, de la A a la J. En cambio, los básicos, en los que no se requiere dar seguimiento a la aplicación de la información ni realizar acciones adicionales o complementarias, bastará con llegar a la etapa I.
ETAPAS DEL MODELO DE APROVECHAMIENTO DE LA INFORMACIÓN
FASE 1. PLANEACIÓN DEL APROVECHAMIENTO:
A. Identificar el elemento detonador. Es el problema que deseamos resolver, la necesidad que queremos satisfacer o la situación que pretendemos mejorar. Mientras más complejo sea un elemento detonador más esfuerzo y tiempo podrá requerir su solución.
B. Precisar el objetivo con claridad. Cuál resultado pretendemos lograr. En función de ello determinamos si lo que deseamos es saber, incidir o hacer. Así sabremos qué tipo de aprovechamiento buscaremos y la ruta específica a seguir.
C. Conocer el contexto del elemento detonador. Debemos informarnos de la naturaleza y entorno del problema, necesidad o situación que deseamos resolver o mejorar. Eso nos permitirá comprender mejor las circunstancias relativas al elemento detonador, y establecer una estrategia para abordarlo de la mejor manera posible, con información.
Cuando necesitamos conocer mejor el contexto del elemento detonador conviene realizar búsquedas de información o solicitudes de información exploratorias que nos permitan saber más acerca de su naturaleza, condiciones o características.
Según aplique al tema específico del elemento detonador podrá sernos de gran ayuda conocer su contexto legal, social, técnico, político, etcétera, para intentar su solución o satisfacción. Por ejemplo, ¿cuáles instituciones tienen competencia en el tema o están relacionadas con él, por qué y cómo? ¿Cuáles disposiciones legales específicas regulan el tema del elemento detonador y qué establecen al respecto?
D. Identificar las necesidades informativas. En esta etapa es necesario identificar cuál información y cómo podrá sernos de utilidad para lograr el objetivo que pretendemos alcanzar o avanzar hacia él. Es decir, con cuál información y cómo podremos ayudarnos a resolver el elemento detonador.
Visualizar la posible solución del problema a través de información nos permitirá detectar nuestras necesidades informativas y las posibles aplicaciones de esa información para lograr el objetivo.
Cuando carecemos del conocimiento necesario acerca del contexto del elemento detonador puede no ser fácil, incluso que no nos sea posible, identificar las necesidades informativas para avanzar a la siguiente etapa. En esas circunstancias es necesario conseguir asesoría calificada en el tema de nuestro interés para poder cumplir con esta etapa. La identificación errónea de necesidades informativas nos hará perder tiempo y fallar en nuestro objetivo.
FASE 2. BÚSQUEDA Y OBTENCIÓN DE LA INFORMACIÓN:
E. Buscar y obtener la información necesaria, vía el DAIP u otros medios. Vía consulta de información pública de oficio, solicitudes de información u otros medios confiables se accede a la información que se necesita.
En esta etapa a veces sucede que “salta la libre”, lo que significa que obtenemos información inesperada y útil para nuestro propósito, lo cual nos facilita avanzar y, en ocasiones, puede abrir mejores posibilidades para lograr nuestro objetivo.
FASE 3. APLICACIÓN ADECUADA DE LA INFORMACIÓN:
F. Comprender la información obtenida. Transformar datos en información e información en conocimiento. En esta etapa ocurren casos de éxito tipo 1.
G. Evaluar la información obtenida. Determinar la pertinencia, suficiencia y potencial de la información obtenida. Identificar su valor para el objetivo que perseguimos. De ser necesario volver a la etapa E para buscar información adicional, complementaria o de mayor utilidad.
H. Identificar la aplicación adecuada de la información; dónde y cómo aplicar la información. Visibilizar las instancias, medios y procedimientos para aplicar la información obtenida. Si es necesario buscar orientación calificada.
Las aplicaciones generales de la información que hemos identificado son:
1.- Toma de decisiones informadas.
2.- Para la búsqueda de información adicional, más significativa y útil.
3.- Presión social (medios de información, redes sociales, manifestaciones, desplegados, marchas, etcétera).
4.- Insumo para investigaciones o producciones (escolares, académicas, periodísticas, científicas, literarias, sociales, documentales, videográficas, etcétera).
5.- Vía administrativa.
6.- Cabildeo.
7.- Vía jurídica.
8.- La combinación de algunas de ellas.
I. Aplicar la información de forma adecuada. Pasar del saber al hacer. Darle valor agregado a la información al aplicarla de manera adecuada en función al objetivo pretendido. En esta etapa pueden ocurrir casos de éxito tipo 3 básicos.
J. Dar el seguimiento que fuese necesario a la aplicación de la información. En su caso realizar acciones complementarias que contribuyan a alcanzar el objetivo pretendido. En esta etapa pueden ocurrir casos de éxito tipo 3, no básicos.
Si bien, dependiendo del elemento detonador y del objetivo planteado, podrá haber etapas del Modelo de Aprovechamiento de la Información cuyo cumplimiento sea obvio o simple, hay casos o circunstancias de mayor complejidad –por ejemplo, problemas sociales añejos o arraigados–, en los cuales el Modelo será de gran utilidad como ruta orientadora para avanzar hacia el tipo de aprovechamiento que se pretenda.
CONCLUSIONES
Lo que dota de sentido al derecho de acceso a la información pública son los resultados que se obtienen con su auxilio. Es un medio que contribuye –pero no garantiza– a lograr el derecho a saber. Más aún, obtener a través suyo la información pretendida no es suficiente cuando se trata de resolver problemas o satisfacer necesidades más allá del campo cognitivo; su aprovechamiento, en esos casos, se alcanza en etapas posteriores a su uso efectivo.
Para incrementar la utilidad y el sentido social del DAIP es necesario pasar del saber al hacer. Y para ello se requieren estrategias diferenciadas –entre ellas la pedagogía para el aprovechamiento de este derecho– acordes a diversos contextos sociales, que ayuden a la población a lograr resultados positivos en la esfera de sus necesidades.
Hemos atestiguado que el grado de dificultad, o la imposibilidad, para cumplir con las etapas del Modelo de Aprovechamiento de la Información tiene relación con las capacidades de cada persona, con la complejidad del elemento detonador y del objetivo que se persigue. Pero también sabemos que esas capacidades, según sea necesario, pueden ser desarrolladas, complementadas o suplidas mediante estrategias adecuadas de acompañamiento, orientación, asesoría o gestoría A-Z (esta última comprende la gestión requerida en las diez etapas del Modelo). Ahí radica la pertinencia del enfoque integral para la socialización del aprovechamiento del derecho de acceso a la información pública.
BIBLIOGRAFÍA
Bonilla, Samuel. “Hacia una tipología de casos de éxito”. 2013. https://es.scribd.com/document/195064692/Hacia-una-tipologia-de-casos-de-exito-en-acceso-a-la-informacion-publica# fecha de consulta 8 de enero de 2024.
––, “Cuando el derecho a saber no es suficiente”. 2022. https://es.scribd.com/document/555189572/Cuando-el-derecho-a-saber-no-es-suficiente fecha de consulta 8 de enero de 2024.
Cuevas, Aurora y Simeão, Elmira, coordinadoras. “Alfabetización informacional e inclusión digital. Hacia un modelo de infoinclusión social”. Ediciones Trea. España, 2011.
Magaloni, Ana. “Democracia y derechos humanos”. Instituto Nacional Electoral. Estado de México. 2022.
- Ana Laura Magaloni Kerpel. “Democracia y derechos humanos”. p. 15. Instituto Nacional Electoral. Estado de México. 2022. ↩︎
- DECA Equipo Pueblo, A. C., “Legitimidad, transparencia y rendición de cuentas de organizaciones de la sociedad civil”. México, DECA Equipo Pueblo, A. C. 2005, p. 69. ↩︎
- Bonilla, Samuel. “Hacia una tipología de casos de éxito”. 29 diciembre 2013. https://es.scribd.com/document/195064692/Hacia-una-tipologia-de-casos-de-exito-en-acceso-a-la-informacion-publica# ↩︎
- El río de cocodrilos es una metáfora que ilustra los obstáculos y barreras para aprovechar el DAIP. Los obstáculos dificultan el avance, las barreras lo impiden; ambos son relativos a las capacidades y recursos de cada persona. ↩︎
- “Alfabetización informacional e inclusión digital. Hacia un modelo de infoinclusión social”. Cuevas, Aurora y Simeão, Elmira, coordinadoras. Ediciones Trea. España, 2011. p. 7. ↩︎
- En palabras de María Antonia García Moreno, “la alfabetización informacional supone la capacidad de un individuo para detectar qué información necesita, conocer las distintas fuentes de información, distinguirlas en función de su coste, de su calidad y de su fiabilidad. Y, además, la capacidad del individuo para localizarla, recuperarla, aprehenderla, comprender, de forma crítica, la información que recibe en cualquier formato (gráfico, textual, audiovisual, etcétera) e integrarla en su entorno local”. Ídem. p. 34. ↩︎
- La declaración de Alejandría, promulgada en noviembre de 2005, en el Coloquio Internacional sobre Alfabetización Informacional y el Aprendizaje Permanente, define la alfabetización en información como un medio para “capacitar a las personas en todos los ámbitos de la vida para buscar, evaluar, utilizar y crear información de manera eficaz a fin de lograr su desarrollo personal, social, laboral y educacional”. Ídem, p. 9. ↩︎