Gallardo y las luminarias

Por Eduardo Martíez Benavente
Hasta hace unos días creía que el presidente municipal electo de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo Juárez, se había doblado ante el primer enfrentamiento librado con el alcalde Mario García Valdez, desistiéndose del intento de detener la instalación de las 47,861 luminarias de tecnología LEDS por las lámparas de vapor de sodio existentes en la ciudad, que mediante un contrato ilegal y abusivo de prestación de servicios, por un valor de 1,301 millones de pesos, le adjudicó la administración priista a la sociedad mercantil Panevi, única postora de una licitación pública nacional a la que habrían concurrido otros muchos interesados si no le hubieran impuesto a la convocatoria tantos requisitos insalvables; por lo que no hubo oportunidad de conocer otras cotizaciones ni de fraccionar el contrato entre varios proveedores. Todo estaba proyectado para que esta empresa se quedara con el negocio.
Al alcalde se le había advertido que ya no le correspondía formalizar un compromiso de esa naturaleza que trasciende a las cinco siguientes administraciones cuando está a punto de concluir su mandato, siendo a su sucesor al que, en todo caso, le tocaría analizar las ventajas e inconvenientes de esa pesada carga financiera y tomar una decisión con su cabildo; independientemente de que no era un asunto inaplazable que había que resolver de inmediato. El servicio de alumbrado público funciona bien en la ciudad, lo que nos hace sospechar que más de un funcionario pudo haber recibido una tajada del pastel por aterrizar la operación; por más que se argumente el beneficio económico de abaratar el recibo de la luz que paga el municipio a la Comisión Federal de Electricidad.
Inmediatamente después de haber recibido la constancia de mayoría que lo acreditaba como presidente municipal electo, el soledense le pidió a García Valdez, en términos amenazadores, que suspendiera el proyecto pues no le temblaría la mano si insistía en seguir adelante con el cambio de las luminarias, tras asegurar que estaba pagando 25 mil pesos por cada una, cuando su precio real no correspondía ni a la mitad de esa cifra, y que además seguía endeudando a San Luis. El ex rector no se amedrentó ante la amenaza y en seguida convocó a los directores de los medios de comunicación a una reunión, en la que José Ignacio Nátera Ramírez, representante de la empresa Led Lúmina aseguró que el costo de las luminarias de la capital será menor al que hace más de un año pagó el hijo de Gallardo Juárez en Soledad de Graciano Sánchez, pues calculó que cada una tenía un valor de 35 mil 290 pesos, mientras que el costo de las adquiridas por el ex aspirante a la gubernatura del estado andarían en 23 mil 593 pesos por unidad; y en abono del alcalde potosino, el gerente de la empresa que atenderá a ambos municipios,  explicó que el proyecto era un modelo ejemplar de asociación público-privada, innovador y generador de ahorros millonarios para el municipio que originaría menos contaminación y garantizaría un servicio de calidad.
Parecía que el vulnerable y temido ex presidente municipal de Soledad no insistiría más en su empeño por detener la instalación de las luminarias ante la contundencia de los argumentos expresados por el alcalde y su acompañante. Sin embargo, el 7 de julio, a través de uno de sus operadores políticos presentó una solicitud ante el Congreso del Estado, con la que pretende revocar la autorización que el Poder Legislativo le otorgó al Ayuntamiento capitalino para celebrar el contrato. Se trata de una petición muy bien fundada y motivada en la que el abogado redactor desmenuza y hace pedazos el contrato de prestación de servicios para el cambio y mantenimiento de las luminarias que los diputados deben resolver lo más pronto posible, pues ya se inició la colocación de las nuevas lámparas y si se tardan en dictaminarla se enfrentarían ante hechos consumados imposibles de reparar; por lo que es previsible que en cualquier momento el solicitante interponga un amparo ante el juez de distrito, reclamando a los diputados la inmediata resolución de su petición.
Entre algunas de las causas que generan la revocación de la autorización están las siguientes: El Ayuntamiento no entregó al Legislativo dentro del término establecido en el decreto 953, el nombre de la empresa favorecida por la licitación, ni el contrato y sus anexos  previamente autorizados por los integrantes del Cabildo. El promovente denuncia que la operación es ruinosa para la hacienda municipal porque no obstante que se estableció que el pago total que se haría a la empresa por la prestación del servicio nunca podría ser superior al doble de la inversión que realizara por la colocación de las luminarias; tal condición no fue cumplida porque la empresa incluyó en el precio total el costo de otros conceptos no autorizados como son la instalación y mantenimiento de las mismas que suman más de 158 millones de pesos. Por problemas de espacio no puedo seguir explicando otra docena de motivos que generan la nulidad del contrato.
Hay una gran expectación por lo que va a hacer o dejar de hacer el próximo alcalde de la capital, a quien sus allegados conceptúan como un dirigente autoritario, astuto, trabajador, inflexible y con don de mando; a quien se le puede cincelar aquella expresión totalitaria: «Aquí nada más mis chicharrones truenan». Creo que su administración será un fracaso y muy pronto decepcionará a sus simpatizantes por la sencilla razón de que no hay dinero, y lo que se capte en el 2016 será para cubrir el gasto corriente, pagar pasivos y, si acaso, sostener los deficientes servicios municipales; pero no para mejorarlos y tapar los baches de la ciudad. Los programas asistenciales a que se ha comprometido se verán seriamente afectados por el mismo motivo. El municipio se encuentra en bancarrota y ni él ni nadie podrá hacer mayor cosa si no le cobra a los grandes deudores del impuesto predial y recupera el patrimonio inmobiliario que le han birlado. Nunca podrá enderezar las finanzas públicas con el esquema convencional de ingresos que existe y con la infructuosa política de austeridad que ha anunciado.

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