La tumba de gallardo

Al columnista e historiador Óscar G. Chávez, en reconocimiento a su valor periodístico.
Por Eduardo Martínez Benavente
El protagonismo que caracteriza al alcalde Ricardo Gallardo Juárez lo ha llevado a ocupar todos los días importantes espacios en los medios de comunicación. Ha logrado reducir al gobernador del estado a un papel segundón en su desmedido afán de destacar y llamar la atención con fulminantes declaraciones, compromisos inalcanzables y temerarias amenazas como si todavía estuviera en plena campaña electoral. Bien podríamos decir que casi lo ha borrado del escenario político, como parece que a Juan Manuel Carreras le gusta mantenerse. Sus allegados y colaboradores no se atreven a advertirle que las expectativas que generó como candidato tienen una fecha de vencimiento y ésta no puede prolongarse más allá del primer trimestre del próximo año para que sus simpatizantes vean resultados concretos. Esta semana reconoció que será difícil cumplir con sus compromisos de campaña a corto plazo y que hasta enero o febrero próximos iniciará la pavimentación de algunas calles porque no ha recibido recursos federales.
Sabe que si no cumple con su larga lista de compromisos y ayudas sociales se le revertirán las simpatías en airadas reclamaciones y decepciones de ese amplio sector de la sociedad que lo apoyó para que alcanzara la alcaldía. La presidencia municipal será su tumba política. La falta de dinero y su arrogancia le harán morder el polvo. Aunque no se lo deseo, porque si le va mal a él, también le irá mal al resto de los capitalinos. Su fracaso e inoperancia no podrá justificarlos con el argumento de que recibió al municipio con las arcas vacías y en completa bancarrota. Sabía a lo que le entraba y así aceptó competir por la alcaldía en una contienda que inició dos años antes y en la que arrolló a sus contrincantes, por lo que ahora no vale quejarse ni lamentarse. Su autoritarismo caciquil no le permite compartir responsabilidades con el resto del Cabildo que pareciera no existir. En ninguna ocasión se le ha escuchado decir que someterá tal o cual de sus ocurrencias al análisis y votación de ese órgano colegiado pues cree que todavía gobierna en Soledad, sin crítica ni oposición enfrente.
Miente cuando asegura que no incrementará los impuestos para el próximo año y que sólo se afectará «un poquito» a las empresas y propietarios de residencias con un valor superior a los 5 millones de pesos con los nuevos valores catastrales. El aumento es general para toda la zona poniente de la ciudad con un 30% que se verá reflejado no sólo con esa contribución, sino también en los traslados de dominio, avalúos y derechos de registro público. En las zonas populares habrá una reducción que aún no he calculado, pero que no tendrá ningún beneficio en el pago del impuesto predial porque la mayoría de esas viviendas pagan cuatro salarios mínimos, y éste se incrementó el 1 de octubre y volverá a aumentar el próximo 1 de enero;  por lo que el recibo de pago del predial será mayor en el 2016 que el que cubrieron en el 2015.
El descalabro más notorio y vergonzoso que hasta ahora le podemos señalar es que no se atrevió a detener la instalación de las más de 47 mil luminarias de tecnología LEDS por las lámparas de vapor de sodio existentes en la ciudad, que mediante un contrato ilegal y abusivo de prestación de servicios, por un valor de 1,301 millones de pesos, le adjudicó la administración del ex rector a la sociedad mercantil Panevi, única postora de una licitación pública nacional a la que podrían haber concurrido otros muchos interesados si no les hubieran impuesto requisitos insalvables; por lo que no hubo oportunidad de conocer otras cotizaciones ni de fraccionar el contrato entre varios proveedores, pues todo estaba preparado para que esta empresa se quedara con el negocio. Y para que no quedara ninguna duda de su derrota, el ex alcalde mandó instalar en los últimos días de su gestión un enorme espectacular sobre el camellón de la avenida Himalaya en el que presumía la instalación de las primeras 40 mil luminarias. De esta manera demostraba que las amenazas del soledense en el sentido de que no le temblaría la mano si insistía en seguir adelante con el proyecto eran meras fanfarroneadas. Sólo los principales protagonistas de esta historia saben qué es lo que se negoció para que el nuevo alcalde, instalado en la presidencia municipal reculara y se olvidara de la acusación.
Pero no todo lo que ocurre en esta administración es negativo. Habría que reconocer como un gesto de buena voluntad la reducción ofrecida de hasta un 30% en las remuneraciones de los funcionarios, que aunque que no pinta mayor cosa en el rescate de las finanzas públicas sirve para avalar un programa de austeridad. Reconocemos también el recorte de cientos de trabajadores que no tienen base y que fueron contratados bajo el fraudulento esquema de honorarios asimilables a salarios, pero siempre y cuando se trate de empleados que realmente salgan sobrando o de tramposos aviadores y no vayan a ser sustituidos por otros con los que Gallardo y su gente puedan tener algún compromiso. Aún no se sabe qué tanto impactará en la nómina municipal esta medida, como tampoco sabemos los recursos que se tendrán que desembolsar para la liquidar a todos esos trabajadores. Es previsible que muchos de ellos se inconformen y recurran a los tribunales a demandar su reinstalación o una mejor indemnización que la ofrecida por el patrón. He señalado en repetidas ocasiones que la única manera de sanear al erario es cobrándole a los grandes deudores lo que le deben y recobrando o negociando el valor de las áreas de donación que muchos constructores y fraccionadores no cedieron al municipio. Esperamos que con el proceso que el Ayuntamiento inicia en contra del fraccionamiento residencial La Vista, propiedad de Jorge Abud, se abra un resquicio de esperanza para reclamarle a otros muchos desarrolladores las áreas de donación que le han escatimado a los potosinos; aunque apuesto, doble sobre sencillo, que también reculará ante estos defraudadores.

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