La sensibilización, prerrequisito deseable para el uso y aprovechamiento del DAIP

Por Samuel Bonilla Núñez

Después de buscar infructuosamente durante varios años el apoyo del IFAI (ahora INAI) para impulsar los talleres de Formación de Usuarios para el Aprovechamiento Popular del Derecho de Acceso a la Información Pública (DAIP), del Programa Transparencia para Tod@s, sorpresivamente, a finales del año pasado, ese instituto emitió una convocatoria del Programa de Socialización de Derechos (Prosede) para apoyar talleres en este campo.

Debido a que los proyectos propuestos debían concluirse en diciembre, no se disponía del tiempo suficiente para convocar, organizar y llevar a cabo nuestros talleres, que tienen una duración promedio de dos meses. En su lugar propusimos −a través y gracias a la Red de México Infórmate− sesiones interactivas de sensibilización sobre la utilidad social del DAIP, a realizarse en la ciudad de San Luis Potosí.

Estas sesiones consistieron en presentar una amplia diversidad de historias reales de cómo, personas ordinarias, han logrado mejorar su calidad de vida o alcanzado otros beneficios al utilizar el derecho de acceso a la información pública. Esos casos de éxito son producto de los 44 talleres que hemos impartido durante nueve años en cinco estados de la república, así como también del trabajo de investigación que sobre la utilidad social del DAIP realiza el Programa Transparencia para Tod@s.

Al finalizar cada una de las sesiones el porcentaje de participantes que identificó nuevas aplicaciones del DAIP, respecto a las que conocían, fue del 90% o más; el mismo nivel ocupó quienes expresaron su deseo de ejercer este derecho, así como de quienes dijeron que había cambiado su percepción acerca del DAIP después de conocer los casos de éxito que se les presentaron.

Las siguientes son algunas de las respuestas de quienes participaron en esas sesiones a la pregunta “¿de qué manera cambió su percepción acerca del derecho de acceso a la información pública después de esta sesión?”:

“En sentido positivo, la utilidad es inimaginable”; “Me amplió las posibilidades de ejercer el derecho y de obtener resultados favorables”; “Son muchas más áreas de las que pensaba en las que el DAIP me puede dar beneficios”; “Ahora sé que puedo hacer mucho con imaginación”; “Los diferentes usos, me abre una visión más amplia sobre el uso y aplicación del DAIP”; “En ampliar el panorama de cómo ejercer el derecho”; “Ahora me doy cuenta que es útil (el DAIP) para todas las necesidades de la sociedad, sin importar el estatus social o cultural”; “No sabía el alcance que podía tener una solicitud de información, fue muy valiosa la exposición porque ahora sé la utilidad que puede llegar a tener este derecho”; “Un mundo de ideas para solicitar información de cualquier tipo de institución pública”; “Honestamente pensé que sólo era un discurso público y que no tenía ninguna utilidad. Ahora considero que es muy útil en muchos ámbitos, sobre todo para el trabajo que desempeño”.

“Es de gran utilidad para todas las áreas, su utilidad es ilimitada”; “No sabía que podía tener tantos usos. Es de mucha ayuda”; “Creí que era para el enfoque de administración de recursos, pero la información puede utilizarse en muchas áreas”; “Sólo sabía que era para la transparencia, no que en verdad era tan útil”; “Ahora entiendo los verdaderos usos del DAIP y los beneficios que este conlleva”; “Lo entendí mejor y mi visión ya fue más global”; “No sólo puedes ejercer este derecho en cuestiones de gastos de impuestos, sino también en muchas otras cuestiones tanto públicas, privadas y propias”; “Veo que sirve para muchas más cosas”; “Hace unas semanas expuse acerca del INAI y sus beneficios. A pesar de que estudié bien el tema me doy cuenta que el DAIP ayuda más de lo que uno cree”.

Todas esas personas pueden ahora encontrar mayor sentido al uso del DAIP, y conocen casos exitosos que podrían animarles no sólo a ejercer este derecho, sino ayudarles a aprovecharlo en diversos contextos sociales. Es decir, ya poseen la sensibilización necesaria para iniciar, ahora sí, su formación como usuarios del derecho de acceso a la información pública.

Ante el enorme desconocimiento de qué es, para qué sirve y cómo se puede aprovechar el derecho de acceso a la información pública, es deseable que el Prosede se mantenga como parte fundamental de un futuro Programa Nacional de Socialización del DAIP, que contribuya a ampliar y diversificar la base de usuarios y de beneficiarios de este extraordinario derecho. Y claro, es de esperar que el Prosede emita sus siguientes convocatorias con mayor anticipación, y con plazos suficientemente amplios para realizar talleres que permitan brindar acompañamiento completo a los aprendices en todo el proceso que implica solicitar información, obtenerla, interpretarla y aplicarla.

 

El reto es enorme: que la gran mayoría de la población deje de ser derechohabiente pasiva del DAIP, y que se le brinden los medios adecuados a su contexto social para convertirla no sólo en usuaria de este derecho sino, fundamentalmente, en su beneficiaria. Mientras esto último no ocurra, de muy poco sirve que el DAIP sea considerado un derecho humano, que México tenga un marco normativo de avanzada en la materia y que cuente con órganos garantes en todo el país.

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