Borrón y Toranzo limpio
Por Eduardo Martínez Benavente
Si no lo hubiera perdonado, el gobierno de Juan Manuel Carreras estaría obligado a explicar los pormenores de los descomunales pasivos que le deja su antecesor y, en su caso, fincarle responsabilidades a través de la Controlaría General del Estado, independientemente de lo que hiciera o dejara de hacer la Auditoría Superior del Estado y la federal. Por lo pronto, tendría que haber denunciado que la administración de Fernando Toranzo contrajo compromisos sin que hubiera disponibilidad financiera ni partida presupuestal autorizada, dinero pues; por lo que ex secretario de Finanzas, Jesús Conde Mejía, podría acabar en la cárcel, como los dos últimos encargados de las finanzas públicas. Ahora no sabemos a quién le van a echar la culpa si la bancarrota que heredan les complica la existencia y paraliza su administración, y menos si siguen apareciendo otros pasivos. El breve informe que rindió el nuevo secretario de Finanzas, José Luis Ugalde, además de incompleto y oscuro, es insatisfactorio porque las medidas que anuncia para salir de la crisis no son convincentes, y porque la solución que plantea depende de la generosidad del gobierno federal quien tendría que aportar recursos extraordinarios al estado, al que todas las entidades y municipios del país le tienden la mano en busca de salvación.
Ahora entiendo el empeño del también ex diputado José Luis Ugalde Montes porreestructurar una vez más la deuda pública originada por el préstamo de los 1,500 millones de pesos que solicitó el gobierno panista de Marcelo de los Santos, pues ante la gravedad de la crisis financiera en que están inmersos pretende conseguir una prórroga para abonar capital hasta dentro de 18 o más meses, pues el compromiso mensual de pagar un millón de pesos por este concepto se verá incrementado a ocho millones de pesos a partir de noviembre. De que tamaño debe ser la insolvencia gubernamental que les asusta esa pequeña obligación que no debería pintar en un presupuesto de ingresos que, según Juan Manuel Carreras, puede alcanzar los 41 mil millones de pesos para el próximo año.
Es inaceptable que el gobierno de Carreras minimice la enorme carga financiera que pesa sobre el erario público a un frío y tendencioso informe contenido en siete conceptos y unas escuetas explicaciones que mucho esconden y que la mayoría de los potosinos no entendemos. La versión gubernamental desvirtúa la verdad de los hechos y pone en tela de juicio el informe, pues los compromisos adquiridos por el gobierno del estado para la instalación de la BMW rebasan los 3 mil millones de pesos, y no los mil millones a que se refiere el pasivo que se le carga a la Secretaría de Desarrollo Económico. Por su parte, el secretario de Educación, Joel Ramírez Díaz, también cuestiona la veracidad de los números, pues sólo reconoce un adeudo de 4 mil 300 millones de pesos y no de 5 mil 476 millones como señala el documento. La entrega recepción del gobierno del estado debió ser un verdadero desorden, o una entrega dolosa con una recepción permisible. Además, los números no les cuadran, pues en el informe financiero del tercer trimestre. con corte al 30 de septiembre, que apenas este viernes subieron a su página de transparencia, aparece el desglose de la deuda pública directa con un total de 4 mil 570 millones 596 mil pesos, que no coincide con los 4 mil 414 millones 902 mil que se menciona en el informe que dio a conocer Ugalde. Los otros conceptos que presentó el contador no aparecen, o no supe localizarlos en el informe trimestral.
Ahora comprendo las razones del abatimiento y displicencia que no podía esconder el ex gobernador Fernando Toranzo, así como su expresión de «que ya se acabe este infierno» que le caracterizó durante los últimos años de su ejercicio. La crónica de Yesica Castellanos que apareció publicada en Pulso el pasado 29 de agosto no tiene desperdicio, así como la fotografía del mandatario que ilustra el texto. Narra una discusión que tuvo con un maestro en la huasteca que le recriminó el abandono en que están 98 planteles en el estado desde hace 20 años. El diálogo se desarrolla de la siguiente manera:
«Pablo Hernández (PH): Gobernador la educación debe ser lo más importante para San Luis Potosí, ¿otra vez vamos a pasar otros 20 años sin educación?
Fernando Toranzo (FT): No tengo dinero (se aleja)
PH (casi gritándole). Los bachilleratos comunitarios atienden a los más pobres. Gobernador es una farsa esta educación…
El mandatario se regresa casi de inmediato, y abriéndose paso entre su cuerpo de seguridad y los reporteros, encara al profesor:
-Ya te dije maestro no hay recurso, no es que no quiera.
PH. ¿Y qué hago?
FT. Pues seguir esperando
PH. O sea ¿nos encomendamos a Dios?
FT. Pues yo creo que sí.»
En un principio estimé que la revelación del monto de los pasivos que dio a conocer esta semana el secretario de Finanzas respondía a un rompimiento o por lo menos a un deslinde con el gobierno anterior, así como a una estrategia para negar cualquier incremento en los presupuestos que los otros poderes, organismos autónomos, dependencias y entidades pretenden para el próximo ejercicio fiscal; pero no, la actitud protectora de Carreras me indica que estaba equivocado. Más bien parece que su ex jefe le reclamó porque Ugalde lo exhibió como un deudor contumaz e irresponsable que le sumó más de 6 mil millones de pesos a los pasivos que tanto le criticó a Marcelo de los Santos. Pronto veremos que tan «manejable» es la deuda pública y pasivos que, asegura el gobernador, ya esperaba. Y que tan razonables son esos compromisos que todavía no han sido dictaminados por los órganos fiscalizadores, aunque para Carreras, el gobierno de Toranzo que lo promovió para alcanzar la candidatura de su partido, hizo lo correcto. Ni siquiera sabe cómo los va a pagar. No me extrañaría que pronto recurra a nuevos empréstitos bancarios para salir temporalmente del atolladero. La impunidad y el encubrimiento, como era previsible, seguirán campeando en San Luis Potosí; aunque hay que reconocerle que, por lo menos, no se queja como su angustiado vecino de enfrente.