Investigar la transparencia o las desconocidas recetas de la abuela

Por Samuel Bonilla

* Coordinador de México Infórmate en San Luis Potosí. ethoscom@yahoo.com

 

A más de una década de las primeras leyes de transparencia en México, ¿cómo se ha avanzado en la socialización del derecho de acceso a la información pública (DAIP)?, y ¿qué tan accesible y práctico es para cualquier persona usar y, sobre todo, lograr beneficios concretos con este derecho?

Cada experiencia en el uso del DAIP −exitosa o no− es una fuente potencial de aprendizajes valiosos para todos los actores de este derecho: sujetos obligados, órganos garantes y población en general. ¿Quién se está encargando de observar, estudiar y traducir esas experiencias ciudadanas en aprendizajes sociales que ayuden a que más personas puedan aprovecharlo?

En varios foros que organizó el otrora IFAI se dedicaron espacios para exponer, analizar y compartir experiencias de buenas prácticas en materia de acceso a la información pública en el campo de los sujetos obligados. Pero no ha habido la misma atención para conocer, revisar y aprender de las experiencias de usuarias y usuarios ordinarios del DAIP, acaso sí de investigadores o periodistas.

Cada año se producen cientos de miles de solicitudes de acceso a la información pública en el país, que en varios casos significan a sus autores beneficios de distinta naturaleza, pero rara vez son del conocimiento público o utilizadas como insumos didácticos esas experiencias.

Algunos órganos garantes de este derecho informan, en el mejor de los casos, de ciertos asuntos resueltos a través de recursos de revisión. Se instruye, se ordena, se resuelve que determinado sujeto obligado entregue la información que le fue solicitada, dicen sus comunicados de prensa. Después, difícilmente llega a saberse de la entrega de la información y, lo más importante, de la utilidad o beneficio que lograron quienes la solicitaron, y cómo ocurrió ello.

Estudiar los casos de éxito en el uso del DAIP, por ejemplo, es conveniente para mostrar a la sociedad la diversidad de aplicaciones útiles que tiene este derecho, lo cual estimularía a más personas a utilizarlo. También permitiría conocer la forma en que otros usuarios transitaron, con fortuna, por los variados senderos procedimentales para poder obtener la información que necesitaban y −algo muy relevante− las formas en que utilizaron la información obtenida para lograr los beneficios que buscaban.

Es decir, el conocimiento que puede producir un programa de estudio del aprovechamiento del DAIP sería un insumo de enorme valor para las tareas de

socialización de este derecho. Por ejemplo, para sensibilizar a la población acerca de sus múltiples utilidades, así como para la formación de usuarios porque se podrían identificar las etapas y variables presentes en casos de éxito, que servirían como referentes para intentar adaptarlas a otras situaciones semejantes.

Un programa académico emprendido de 2005 a 2008, por la Universidad del Centro de México y el Programa Transparencia para Tod@s, en San Luis Potosí, permitió generar y dar seguimiento a solicitudes de información pública de personas que participaron en talleres de formación de usuarios del DAIP. A partir de ese trabajo se pudieron identificar o estructurar algunos elementos relacionados con el ejercicio y el aprovechamiento de este derecho:

1.- Barreras y obstáculos que impiden o dificultan su uso o su aprovechamiento.

2.- Etapas y factores presentes en casos de éxito, en su vertiente instrumental.

3.- Tipología de casos de éxito.

La información recopilada mostró que entre el 70% y 80% de los casos de éxito registrados tuvieron por protagonistas a mujeres, dato que comentaremos en otra oportunidad. También se documentó un caso que mostró la utilidad del DAIP para resolver conflictos entre particulares.

Quizás el elemento más valioso de esa experiencia fue comprobar el poder persuasivo de los casos de éxito para estimular a más personas a usar este derecho. Es decir, la capacidad ilustrativa de estos casos tiene un valor didáctico insustituible para mostrar y demostrar para qué sirve el derecho de acceso a la información pública. A partir de esos ejemplos los participantes en los talleres disponían de ideas concretas acerca de aplicaciones que podían adaptar para intentar resolver necesidades personales o comunitarias.

En un taller de formación de usuarios, una servidora pública, al conocer un caso en que la protagonista logró destrabar un trámite administrativo en el ámbito educativo, expuso un problema similar que padecía respecto a un título académico que tenía más de dos años esperando le fuese entregado. Inspirada en ese caso, ella usó el DAIP y en unas cuantas semanas resolvió el problema y recibió su título. Un caso de éxito había “dado a luz” a uno nuevo. El efecto directo fue indudable.

Ese programa permitió atestiguar que cuando el DAIP se pone al alcance de personas que no lo habían empleado y se les muestran formas en que otras personas lo han aprovechado, y luego se les invita a explorar sus propias necesidades o problemas en los que podrían usarlo, surgen aplicaciones novedosas y en ocasiones nuevos casos de éxito. Estas experiencias amplían el catálogo de aplicaciones y usos provechosos de este derecho, y expanden los horizontes que conocemos de su utilidad social, lo que permite abarcar un universo cada vez más amplio de intereses y necesidades ciudadanas.

La importancia del estudio y la investigación en este campo es reconocida en la propia Ley General de Transparencia. En su capítulo referente a la “promoción de la transparencia y el derecho de acceso a la información”, establece que los organismos garantes podrán proponer a instituciones de educación superior “la creación de centros de investigación (…) sobre transparencia, derecho de acceso a la información y rendición de cuentas”.

Con el propósito de poder dar continuidad al trabajo referido en este texto, el programa Transparencia para Tod@s propondrá a la red México Infórmate crear −con el apoyo de órganos garantes del DAIP y universidades− un Programa de Estudio del Aprovechamiento del Derecho de Acceso a la Información Pública. El conocimiento que produzca ayudará a fortalecer estrategias específicas para un necesario Plan Nacional Integral de Socialización del DAIP.

No podemos seguir desperdiciando experiencias de ciudadanos sin rostro público que, al intentar ejercer este derecho, generan valiosas lecciones y aprendizajes que es necesario recuperar, estudiar y difundir, en beneficio de millones de personas que aún están al margen del conocimiento o del aprovechamiento del derecho de acceso a la información pública.

¿Quién sabrá ahora cómo hacía la abuela aquellos deliciosos platillos? Qué pena que nadie aprendió de ella, ni le preguntó cómo los preparaba, ni siquiera copió sus recetas.

Experiencia, tiempo y conocimiento perdidos.

 

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