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Alejandro El Soberbio Eduardo Martínez Benavente Febrero 1, 2009.
La soberbia es una mala consejera. Es cierto que en San Luís Potosí existe un alto porcentaje de electores que bajo ningún motivo votaría por un candidato del PRI. Las encuestas más serias aseguran que el voto de rechazo a este partido en el país se ha reducido considerablemente en los últimos años, al pasar del 30 al 20 por ciento, aunque seguramente que en nuestra entidad el repudio debe ser mucho mayor, como también es cierto que las expectativas reales del Partido Acción Nacional para ganar arrolladoramente la elección del titular del Poder Ejecutivo en San Luís Potosí son cada día menos optimistas, debido principalmente a la irritación de millones de mexicanos indignados por los resultados funestos de una administración que -responsable directa o no- ha provocado un profundo deterioro en la calidad de sus vidas por la pérdida de cientos de miles de empleos, por la falta de oportunidades para ser ocupados, por el incremento en el precio de los alimentos y servicios, y por esa sensación de inseguridad que ensombrece al país y que tanto nos agobia. Creo que Alejandro Zapata Perogordo incurre en un grave error de apreciación al menospreciar al doctor Fernando Toranzo, como un rival serio y competitivo, aún con todos los vicios y resabios que carga el partido que lo postula. Su conducta es un desacierto y un acto de desbordada petulancia que por confiado puede costarle la gubernatura. Fue al periodista potosino, Francisco Garfias, articulista del Excelsior, al que le declaró que su contendiente es un pobre diablo. No lo dijo con estas palabras, pero la descripción curricular que hace del ex secretario de Salud Pública cabe en esta categoría, pues lo considera como un burócrata gris que ni siquiera pinta en las encuestas y que sólo conoce de salud. Le confesó además que está muy contento con la elección de Toranzo como abanderado del PRI, pues sabe que Ramírez Stavros representaba una amenaza más seria para sus aspiraciones, y que así, los priístas tienen el candidato que se merecen. Yo coincido con Zapata en la apreciación que enseguida le hace al articulista, en la que rechaza la teoría de la concertación, por la que el PRI podría recuperar la gubernatura del Estado, no en las urnas sino en una negociación con Marcelo de los Santos, pero no por el motivo que esgrime el senador con licencia, que asegura que si esa fuese la jugada, entonces habrían buscado un candidato con más “empaque”; sino porque el gobernador tiene el compromiso político de sacar la elección de gobernador, y más las de los diputados federales a favor de su partido, en una de las últimas plazas que le quedan al panismo, pues de lo contrario perdería toda consideración con la gente del poder que lo puede colocar en un puesto público ahora que termine su sexenio. No coincido con las aseveraciones de Stavros y Carlos Jiménez, en el sentido de que Marcelo de los Santos intervino con el aparato gubernamental para hacer ganar a Toranzo en la elección interna de su partido. Marcelo nunca apoyaría a un candidato que le aseguró en dos ocasiones que no contendería por la gubernatura, para que poco después, de una manera sorpresiva le comunicara que siempre sí iba y ahí mismo le renunciaba. No le molestó tanto que le dejara la chamba, lo que realmente lo irritó es que él ya no sería su padrino. Nadie le quita de la cabeza que Horacio Sánchez Unzueta lo encuerdó y ahora es su asesor y guía. Como era previsible, todos los contendientes hicieron trampas en la elección interna del PRI. Los resultados que reportan las actas no son creíbles, son atípicos, y no tienen lógica alguna. Toranzo se dejó querer y sus operadores fueron más hábiles para atascar las urnas con más votos que las que manipularon sus oponentes. No supo ni cómo, pero ganó. No coincido con aquellas opiniones de que el doctor se convertiría en un pelele de Sánchez Unzueta si gana la gubernatura. Creo que tiene carácter. Seguro que éste lo animó, como también lo alentaron su familia, amigos, colegas y empleados de la Salud. Lo que en verdad debería de preocuparnos de Toranzo es la gente que lo está rodeando, y las alianzas que está buscando para fortalecerse, como es la invitación que le hizo a Jacobo Payán para que lo acompañe como candidato del PRI a la presidencia municipal de la capital. Eso si que sería un verdadero peligro para los potosinos. De que tamaño sería el daño que causaría este individuo, que el semanario Express asegura que el propio Marcelo de los Santos lo vetó como candidato del PAN ante la dirigencia nacional de su partido. El doctor es un personaje que se inicia en las grandes ligas de la política local sin contar con una trayectoria convencional para ocupar la gubernatura del estado. Es un candidato con una personalidad muy distinta a la del panista, pues se le conceptúa como un individuo modesto, abstinente, y hasta tímido. No se atreve a tutear a sus interlocutores. Nada que hacer con el glamour y desplantes de don Marcelo. Como diría Doña Jesusita, es un ilustre desconocido porque dice que ella no lo conoce, como tampoco lo conocen los empresarios ni los curros de San Luís, pero sin embargo es muy popular y estimado en amplias regiones del estado, y en incontables ocasiones ha recorrido la entidad atendiendo los asuntos de las clínicas y hospitales del gobierno que durante nueve años han estado bajo su responsabilidad. Es un candidato directo y transparente. No esquiva, le entra a todos los temas; por ejemplo, está a favor de la despenalización del aborto con las limitaciones a que se refiere el Código Penal del Distrito Federal, y así lo ha manifestado. Asume el compromiso de que los encargados de la seguridad pública serán potosinos de reconocido prestigio y arraigados en el estado; pero hasta ahora se atreve a criticar el elevado monto de la deuda pública estatal y otras acciones del gobierno del que formó parte, no obstante que como funcionario de primer nivel estaba enterado de todas estas situaciones porque cada lunes asistía a las juntas del gabinete marcelista en las que se trataban estos asuntos.
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