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Las cuentas del Gran Capitán Eduardo Martínez Benavente Febrero 8, 2009.
Se cuenta que el rey Fernando el Católico le pidió a don Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, que le rindiera un informe pormenorizado de todo el dinero que le había confiado para cubrir los gastos que había originado su expedición expansionista en lo que ahora es la República de Italia. Su exigencia le pareció un insulto al militar. De la respuesta que le dio hay varias versiones, la que me parece la más fiel y con la que me quedo, dice lo siguiente: “Por picos, palas y azadones, cien millones de ducados; por limosnas para que frailes y monjas rezasen por los españoles, ciento cincuenta mil ducados; por guantes perfumados para que los soldados no oliesen el hedor del campo de batalla, doscientos millones de ducados; por reponer las campanas averiadas a causa del continuo repicar a victoria, ciento sesenta mil ducados; y, finalmente, por la paciencia de tener que descender a estas pequeñeces del rey a quien le he regalado el reino de Nápoles, cien millones de ducados”. Las cuentas que rindieron Eugenio Govea y Alejandro Zapata al Consejo Estatal Electoral, el pasado 31 de enero, relativas a los recursos que erogaron durantes sus precampañas por la gubernatura del estado son muy parecidas a las que a su rey presentó el noble español, pues tampoco son creíbles y no acompañaron los comprobantes de sus gastos. Esta omisión habría sido suficiente para que la Comisión Permanente de Fiscalización del CEE rechazara sus declaraciones y los apercibiera de las penas en que incurren los que se conducen falsamente, ordenándoles la presentación inmediata de una declaración complementaria en la que manifestaran de una manera veraz y documentada todos sus movimientos. A tirabuzones y haciendo uso del derecho de acceso a la información pública se obtuvieron del CEE los informes incompletos y mentirosos de los ingresos y egresos que entregaron los precandidatos del PAN. Zapata Perogordo omitió los nombres y montos de los bienhechores que le pagaron su precampaña. El senador Govea asegura que con dinero propio soportó todo el costo de su precampaña, que nadie le ayudó, que nadie cooperó ni con un centavo; con lo que pretende ahora desmentir aquellos señalamientos que le habían hecho los zapatistas en el sentido de que el narcotráfico lo estaba financiado. Los dos contendientes, como el Gran Capitán, también creen que mucho se les debe, y que no tienen porque rendirle cuentas a nadie, o que en el mejor de los casos pueden declarar cualquier cantidad de números, los que sean, los más absurdos para que se los autoricen; pues consideran que estos beneficios son parte del pago que el presidente del organismo electoral les tiene que cubrir por haber gestionado que lo ratificaran en el cargo. Alejandro Zapata reconoce que recibió por concepto de financiamiento privado la cantidad de $1,225,375.19. Que no hubo dinero del erario ni de su bolsillo, y que su precampaña electoral le costó $1,224,600.19, por lo que le sobraron $775.00. No presenta la relación analítica, el detalle pues, de los gastos realizados durante octubre y noviembre, ni el estado de resultados de esos meses. Su informe, igual que el de Govea, sólo hace referencia al mes de diciembre. Esconde el costo que tuvo el magno evento que celebró en el Hotel María Dolores, con el que cerró su precampaña, y al que asistieron según sus propios cálculos, más de 5 mil comensales. No especifica ningún donativo que haya recibido en especie. Reconoce que por el arrendamiento de la casa -se supone que se refiere a la lujosa residencia en la que instaló sus oficinas de campaña- pagó en total 20 mil pesos. Presenta un largo listado de más de 240 proveedores, sin indicar qué le vendieron, y de éstos, sólo en 63 aparecen los montos de las adquisiciones. En atenciones a las personas que lo visitaron manifiesta un económico desembolso de 535 pesos con 33 centavos. Por concepto de sueldos pagó 20 mil 600 pesos. No nos extrañaría que las compensaciones que se cubrieron a muchos de sus activistas los encontremos en las nóminas de sus amigos. Los consumos, me imagino que de alimentos, no llegan a los 26 mil pesos. Los gastos de la avioneta que le prestaron los huastecos alcanzaron los 120 mil pesos; seguramente que en esa cifra no se calculó lo que le hubiera costado la renta de una nave similar a esta. Los números que declaró Eugenio Govea son parecidos a los de Zapata. Éste también se quedó en la rayita del millón 300 mil pesos, que como tope de gastos de campaña les autorizo el CEE. Reconoce que su intensa autopromoción le salió en $1,204.200.16. Su declaración es más escueta que la del ahora candidato del PAN, pues sólo hace referencia a 20 subcuentas. Más generoso que su contendiente asegura que le pagó a sus empleados 120 mil pesos. Su propaganda impresa apenas rebasó los 188 mil pesos. Los viáticos y pasajes le salieron baratos, pues sólo erogó $9,314.53. Del costo de sus 4 comidas de cumpleaños no menciona nada. En publicidad y radio reconoce que gastó $119,657.50, por lo que debe ser sancionado, pues debería saber que en ningún caso podía había contratado publicidad en los medios electrónicos. No contabilizó el dinero que le costaron los servicios médicos y medicinas que regaló a través de sus farmacias a miles de potenciales electores enfermos. Los nuevos consejeros electorales deberían valorar el voto de confianza que muchos ciudadanos atentos a los asuntos públicos les han otorgado al no descalificarlos por la manera como obtuvieron sus nombramientos, los que a pesar de todo esperan con optimismo que se conduzcan con probidad, legalidad y valentía; sabiendo que en la lista de aspirantes se habían apuntado otros aspirantes con mucho más méritos y oficio que los designados, y que su elección fue el producto de una serie de arreglos que se fraguaron entre un grupo de diputados inducidos por Alejandro Zapata y los dirigentes del PRI y el PAN, que consideraron que el CEE puede seguir siendo un coto de impunidad que salvaguarde sus intereses.
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